No estamos acostumbrados a reflexionar sobre quiénes somos y qué queremos.

A mi me pasa. Casi la mayoría de nosotros vivimos la primera parte de nuestra vida en piloto automático (yo era experto en carreras de alto riesgo). Vamos al colegio y al instituto, estudiamos una carrera universitaria, buscamos trabajo en una gran empresa… simplemente porque es lo que hace todo el mundo y porque es lo que nuestros padres nos han dicho que hay que hacer. Pero en ningún momento nos paramos a pensar si eso es lo que queremos realmente o si ese camino nos va a llevar a donde queremos ir. Por eso, cuando tenemos una crisis existencial y nos hacemos por primera vez la pregunta ¿qué quiero hacer con mi vida?.

En mi caso, desde joven que era, he vivido tantos años de manera inconsciente que he perdido el contacto con quiénes somos y con nuestros verdaderos deseos, que ahora se encuentran sepultados por un montón de ideas inculcadas desde nuestro entorno sobre quiénes deberíamos ser y qué deberíamos querer. Existen multitud de obstáculos con los que tienes lidiar, y necesitas superarlos todos con éxito para poder alcanzar tu objetivo. En los últimos años yo he cambiado mucho, he popularizado la teoría de que todos nacemos con una pasión, un propósito o una vocación , y que la clave para sentirnos realizados profesionalmente es encontrarla y dedicarnos a ella. Eso lleva a mucha gente que no sabe qué hacer con su vida a creer que su problema es ese, que aún no han averiguado cuál es su pasión/vocación/propósito, y a lanzarse a buscarla. El problema es que, aunque esta idea de «hacer lo que amas» suena muy bien y vende muchos libros, en la práctica no se sostiene.

En primer lugar, porque nadie te explica exactamente que hay que hacer para encontrar tu pasión.

Es por eso que creo necesario hacer una evolución de mi personaje para enseñarte todo lo que he aprendido.