Tenemos que ser conscientes una vez más que el mundo no va bien. Yo jamás lo habría imaginado así. Pero si me dejáis, beberé un poco más. Es lo unico que pensaba cuando veia que todos mis negocios quedaban paralizados, te entra el pánico. Sabéis que de la noche a la mañana, nos sacan de nuestro ritmo hiperestimulado y nos encierran con nuestras fortalezas, debilidades y decisiones. En los últimos días, una vez que ha pasado la etapa de shock y nos hemos adaptado a esta nueva “manera de vivir”, empiezo a escuchar cada vez más conversaciones acerca de estados de ánimo y toma de decisiones con respecto a dinámicas de nuestro entorno habitual. El confinamiento nos ha arrinconado con nosotros mismos. De la noche a la mañana, nos sacan de nuestro ritmo hiperestimulado y nos encierran con nuestras fortalezas, nuestras debilidades y nuestras decisiones.

Y mira que intentamos no hacernos frente con fiestas online, comidas online, conciertos online, películas online, deporte online, manualidades online, recetas online… Pero son circunstancias tan extraordinarias e intensas que, por mucho que corramos, siempre nos alcanzarán. Y es que no estamos preparados. Nadie nos dijo que tendríamos que pasar el 40% del año 2020 con nosotros mismos y nuestros enfados, dudas, nostalgias, cobardía, seguridad, energía, debilidad, creatividad, cansancio, irritabilidad, sueños, frustración, alegría, faltas, etc., etc. Rara es la vez en la que nos atrevemos a darnos cuenta de ciertos estados y de verbalizar cómo nos sentimos y cómo nos obligamos, como sociedad, a guardar esa falsa felicidad colectiva, denominándola “saber estar”. Contar a los demás, de forma sincera, cómo nos encontramos no es una tarea fácil. Tanto para el que emite su estado de ánimo como para el que lo recibe. Siendo, la mayoría de las veces, el oyente el más torpe de la conversación. No estamos educados para eso.

Pero la excusa del confinamiento nos ha abierto una puerta a la honestidad, al reconocimiento y compartir de emociones. Nunca he escuchado hablar de forma tan abierta de nuestros estados emocionales como en las últimas semanas y todo gracias a la excusa del confinamiento. Hay momentos en los que estamos enfadados, por el confinamiento; tristes, por el confinamiento; ansiosos, por el confinamiento; aburridas, por el confinamiento; creativos, por el confinamiento; generosas, por el confinamiento; rabiosos, por el confinamiento; decepcionadas, por el confinamiento y así sucesivamente, por el confinamiento. Y si bien es cierto que el confinamiento no es natural y pensar en la situación mundial asusta sin siquiera abrir el periódico, los estados que estamos viviendo de forma más íntima no son nuevos y siempre estuvieron allí, son parte de nuestra naturaleza humana.

No se, yo de mientras con estos bichos por ahí. Con todos los negocios paralizados, voy a seguir bebiendo.

Niko Rosales.