Yo creo que en mi Web es el único sitio donde toca confesarme. Esto es lo más poderoso que he hecho en mi vida, lo más valiente. Lo más a secas. Confesarme es todo, es como estar delante de un abismo y sentirse casi nada. Confesarme me completa y me libera. Me asusta y me atrae a la vez. Y supongo, que será por eso que me confieso al menos una vez al día. Que no hay día que pase que no le confiese algo a alguien.
Imagino que para confesarse habrá que apostar. La pregunta es qué apostamos. Si no apuestas, tampoco vas a ganar nada, pero no lo vas a perder. Y te perderás cosas, cartas o jugadas que a veces es mejor que te pierdas. O no. Si decides ir: o lo ganas, o lo pierdes. Pero como la vida es tan puta: lo más seguro es que lo pierdas. Y te arrepientas. Y mira que no creía en arrepentirme. Si decides verlas, ahí estarás observando como te la juegan sin poder hacer nada. Inmóvil. Impotente. Pero… Y si la pregunta no es qué apostamos, sino ¿por qué? ¿Por qué apostamos? Tal vez para sentir que estamos vivos, para sentir el riesgo, para provocar al destino. O simplemente porque quieres apostar.
Alguien una vez me enseñó que o estás arriba, o estás abajo. Que es esa la mejor manera de vivir. Que de los momentos 0 no te acordarás, y que da igual si estás en un momento diez o en uno menos diez: de esos te acordarás seguro. Todo lo que sube baja, pero todo lo que baja también sube. Poco a poco, pero sube. Y estar abajo duele. Cuando estás abajo, te lo replanteas todo, el por qué apostaste, el cuándo apostaste, el a quién apostaste… Y te arrepientes. O no. Eso ya cada uno. Pero mira que yo no creía en arrepentirme. Y hoy lo hago.
A los dos, os confieso que os necesitaba. Justo en el momento preciso, justo cuando teníais que estar, habéis estado. Y eso es la amistad. Y lo demás se puede ir a tomar viento. Cada vez veo más cierto eso que dicen de las casualidades o de la suerte. No sé si seréis mi suerte, o mi casualidad. Lo que sé es que si no os hubiera encontrado, os estaría esperando eternamente.
A las dos que estuvieron cuando tenían que estar.